Secretos de un pase exitoso: pasar a diferentes distancias

En el fútbol, ​​un pase exitoso demuestra no solo una buena técnica, sino también una auténtica capacidad para leer el juego, predecir las jugadas de los rivales y sus compañeros, y responder con rapidez y precisión incluso bajo presión. El desarrollo del ataque, el control del balón y la defensa se basan en el pase, que es la piedra angular de la estrategia general del equipo. Sin embargo, lo que distingue a un futbolista seguro de sí mismo de un aficionado es la capacidad de ejecutar pases a diferentes distancias en diversas circunstancias de juego.

Los pases rápidos de pocos metros o las combinaciones de un toque son los tipos más comunes de pases cortos. Requieren sincronización con los compañeros y un sentido preciso de la velocidad. Este tipo de pase se ejecuta principalmente con el interior del pie y requiere poca preparación; es crucial prestar mucha atención a la posición corporal y aumentar el peso corporal adecuadamente durante el pase. Cuando se juega en un área pequeña o cuando los rivales presionan al jugador, un pase corto es perfecto. Se puede descargar el juego con múltiples pases rápidos.

Las sutilezas de los pases de media distancia son únicas. Aquí, el jugador necesita tener una pierna entrenada para enviar el balón a un compañero a una distancia de 10 a 30 metros de forma oportuna y precisa, lo que ya requiere fuerza y ​​precisión. Estos pases suelen ejecutarse «deslizándose» (es decir, campo abajo) o ligeramente elevados, si se necesita superar la línea defensiva. Jugar por delante es esencial para permitir que el compañero salga a pasar y mantenga la velocidad.

Los pases largos ya son una muestra notable de habilidad y visión de campo. En este caso, la trayectoria y la fuerza del golpe deben calcularse con precisión, teniendo en cuenta el movimiento del jugador e incluso el viento. La elevación o borde exterior del pie se utiliza para generar impulso al realizar un pase largo. Gracias a la precisión de estos pases, se pueden iniciar ataques por los flancos, realizar pases largos o incluso crear oportunidades de gol desde lejos.

La práctica constante desarrolla la capacidad de leer el juego, alterar los pases y percibir la velocidad del equipo. La clave es que cada pase se ejecute deliberadamente, considerando las circunstancias del campo. Incluso el pase más básico puede iniciar un ataque tremendo solo en estas circunstancias.

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